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15 de abril de 2018

España: Un cachalote muere en España porque en su interior había 30 kilos de basura

El cetáceo ingirió desde redes para pescar hasta bolsas y un bidón de plástico. 


Mares tóxicos

El cachalote que el pasado febrero apareció en la costa sudeste de España murió por la ingesta de 29 kilos de basura, según ha informado la organización Espacios Naturales Protegidos de la Región de Murcia.

Ese joven cetáceo macho de 10 metros de largo y 6,5 toneladas de peso apareció varado en Cabo de Palos y albergaba en su intestino diferentes objetos, desde redes para pescar hasta bolsas, sacos de rafia y un bidón de plástico. 

Todos estos residuos causaron graves daños al intestino del animal, que sufrió una inflamación de las paredes internas del abdomen o peritonitis.

A raíz de este acontecimiento, esa comunidad autónoma española puso en marcha una campaña destinada a limpiar sus playas y concienciar a la población para que disminuya el consumo de plástico, entre otras prácticas.

200 kilos de basura por segundo

Este caso pone de relieve el hecho de que los mares del planeta se han convertido en vertederos de plástico y sus pobladores cada vez más son más vulnerables ante esa contaminación. 

La ONG Greenpeace asegura que cerca de ocho millones de toneladas de botellas, envases y otros desechos de plástico terminan en el océano cada año. Otros datos que maneja esa organización indican que:
  • Cada segundo se vierten al mar más de 200 kilos de basura.
  • Se estima que las aguas de la Tierra albergan entre 5 y 50 billones de fragmentos de plástico, sin contar las piezas que se encuentran en el fondo marino o las playas.
  • El mundo tiene cinco grandes islas de basura compuesta por plástico: dos en el Pacífico, dos en el Atlántico y una en el Índico.
Fuente:

RT en español

7 de enero de 2014

La verdadera historia de Moby Dick: ¿puede una ballena atacar a un humano?

Cachalote

El cerebro del cachalote es complejo, ¿pero lo suficiente como para atacar a un ser humano por deseo de venganza?

Los cachalotes son mamíferos relativamente plácidos y han ocurrido muy pocos incidentes en tiempos modernos que indiquen lo contrario. Estos animales se alimentan principalmente de calamares y raramente atacan, solo lo hacen -aparentemente- cuando confunden a otros mamíferos con focas o presas.

En su libro publicado en 1839 sobre la historia natural de los cachalotes, Thomas Beale, un cirujano a bordo de un ballenero, describe al cachalote como "uno de los animales más tímidos e inofensivos, dispuesto a escapar de cualquier cosa que tenga una apariencia inusual".
No obstante, Richard Bevan, zoólogo y profesor de la Universidad de Newcastle, en Reino Unido, señala que la ballena puede recordar si fue atacada en el pasado.

"No tengo la menor duda de que un cachalote puede recordar si lo atacaron con un arpón y puede responder agresivamente si siente que está amenazado", explica Bevan.

"Por otro lado, una nave grande como es un ballenero tiene todo el aspecto de una gran amenaza, incluso para un cachalote adulto, por eso imagino que lo más probable es que al verlo, se aleje".

Sin embargo, la literatura del siglo XIX parece indicar lo contrario: hay numerosas historias cuya trama gira alrededor del ataque premeditado de una ballena -o varias- a una embarcación.

¿Son acaso una respuesta a una amenaza, ocurren por hambre o como en la clásica novela de Herman Melville, se trata de un acto de venganza?

La trágica historia del Essex



Gregory Peck (segundo, desde la derecha) encarnó al capitán Ahab en la versión de Moby Dick filmada en 1956. 

En 1820, una ballena gigante, de cerca de 26 metros de largo -la longitud típica es de 15 metros- atacó y hundió a un barco estadounidense llamado Essex. La tripulación acabó en tres botes a miles de kilómetros de la costa.

Solos en medio del Océano Pacífico, los hombres tuvieron que decidir si ir hacia las islas más cercanas, a miles de kilómetros hacia el oeste, con viento a favor, o realizar un viaje épico de casi 5.000 kilómetros para llegar a las costas de América del Sur.

El miedo a los caníbales los forzó a elegir como destino América del Sur.

Nunca llegaron.

De los 21 miembros de la tripulación a bordo del Essex, sólo ocho fueron rescatados después de más de 80 días en altamar. Relataron al regreso una historia increíble marcada por el hambre, la deshidratación y una desesperación imposible de imaginar.

Dos de los sobrevivientes escribieron la historia.

Owen Chase publicó su relato a los pocos meses de regresar y su texto fue leído por un público numeroso.

El otro, escrito por Thomas Nickerson 50 años más tarde, nunca llegó a publicarse. Fue descubierto en un ático en 1960, 80 años después de su muerte.


PIntura

La caza de ballenas era un negocio muy lucrativo en el siglo XIX, cuando se usaba el aceite de cachalote para encender las lámparas y para hacer velas y jabón.

Los textos difieren en algunos detalles, pero ambos coinciden en su versión de cómo se hundió el barco.

Herman Melville escuchó la historia, se reunió con el capitán del Essex y así fue como se inspiró para escribir su novela Moby Dick.

El título de la obra fue tomado del nombre de una ballena real: Mocha Dick, avistada por primera vez en siglo XIX por un grupo de marineros cerca de la isla Mocha, en el sur de Chile.

Los marineros solían darles nombres a las ballenas como si fueran mascotas.

Tom y Dick eran nombres comunes.

Mocha Dick era una ballena albina, descrita por el explorador Jenimiah Reynolds como un cachalote de "tamaño y fuerza prodigiosa… blanco como la lana". Según cuenta la leyenda, el animal mató a 30 hombres. Tenía el cuerpo lleno de heridas de los muchos intentos que se hicieron por atraparlo hasta que finalmente lo lograron, en 1838.

Lea el artículo completo en:

BBC Ciencia

30 de junio de 2010

Perú: El 'tatarabuelo' de los cachalotes modernos


Jueves, 01 de julio de 2010

Medía entre 13 y 18 metros de largo

El terrorífico 'tatarabuelo' de los cachalotes modernos



Un equipo de paleontólogos ha descubierto en Perú el cráneo y los dientes fosilizados de un gigantesco antepasado de los cachalotes modernos. Sus impresionantes dientes, de 36 centímetros de largo y 12 centímetros de diámetro, eran capaces de triturar a otras ballenas que vivían en aquella época.

El terrorífico depredador ha sido bautizado como 'Leviathan melvillei', en homenaje tanto al diabólico monstruo marino del Antiguo Testamento, como a Herman Melville, autor de la mítica novela 'Moby Dick'.

Los restos de este espectacular animal prehistórico se encontraron hace ya dos años, en 2008, cuando el profesor Klass Post, experto en fósiles de mamíferos del Museo de Historia Natural de Rotterdam, los halló durante una breve expedición en el desierto de Pisco-Ica, al sureste de Perú.

Casi en la superficie, encontraron largos fragmentos de su cráneo, así como la mandíbula inferior y algunos de sus enormes dientes, todo ello en un sorprendente estado de conservación. Tal era su tamaño que en un principio los científicos pensaron que se trataba de colmillos de elefante.

Tras analizar el hallazgo, que se publica en la revista Nature, quedó claro que se trataba de una nueva especie de ballena prehistórica que debía tener unas dimensiones colosales. Su cráneo, que tiene tres metros de largo, ha permitido recrear un ejemplar de cachalote que debió medir entre 13 y 18 metros de longitud.

Nueve de los dientes se encontraban a cada lado del cráneo y 11 en su mandíbula inferior. Dadas sus dimensiones, debía ser un depredador voraz. En su artículo, los descubridores mantienen que debía alimentarse comiendo abundantemente y que sus presas favoritas seguramente serían las ballenas barbudas, que aún existen, dado que tienen una nutritiva capa de grasa que bien podría bastar para llenar el estómago del 'Leviatán'.

Fuentes:

El Mundo Ciencia

BBC Ciencia

19 de junio de 2010

Los cahalotes colaboran con el mundo cada vez que defecan

Sábado, 19 de junio de 2010

Los cahalotes colaboran con el mundo cada vez que defecan




En efecto, cuando estos grandes mamíferos espiran, arrojan CO2 a la atmósfera por su espiráculo contribuyendo a las emisiones de gas invernadero, como todo hijo de vecino. Sin embargo, un reciente estudio publicado en Proceedings of the Royal Society B y realizado con cachalotes del Océano Antártico, muestra que estos cetáceos pagan con creces su cuota de emisiones cada vez que defecan.

Estas ballenas se alimentan a grandes profundidades, consumiendo calamares, pulpos y otros animales ricos en hierro. Cuando emergen y defecan en las aguas próximas a la superficie, sus heces ricas en hierro fertilizan al fitoplacton. A su vez, el fitoplacton emplea más CO2 por fotosíntesis, secuestrando de la atmósfera anualmente 240.000 toneladas de carbono más que el que espiran estas ballenas. Otros mamíferos marinos, tales como el chachalote pigmeo y el enano podrían ser tambien buenos “eco-guerreros”.

En fin, otro dato que respaldaría la prohibición de la caza de ballenas.

Visto en Science.

Tomado de:

Blog de Maikelnai

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