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5 de agosto de 2018

La ciencia en tus manos: lo que dicen de ti tus huellas dactilares

Las huellas dactilares se han consolidado como el “código de barras” que identifica a cada uno de los individuos de la especie humana. Son la prueba forense más preciada para los criminólogos y se están convirtiendo en una herramienta cotidiana en la oficina e incluso en la pantalla de tu smartphone. ¿Por qué son tan singulares e irreemplazables las huellas dactilares? ¿Cuál es el secreto de esas peculiares marcas?

Sabemos que los patrones que dan lugar a las huellas dactilares son únicos para cada individuo desde hace más de 2.000 años, aunque solo llevamos 2 siglos estudiando el porqué. En este reportaje repasamos algunas de las cosas que tus huellas dactilares dicen de ti desde perspectivas científicas sorprendentes.

Un código de barras con más de 2000 años de historia

Las huellas dactilares son los patrones o dibujos de las yemas de los dedos, aunque también existen en las palmas (palmetogramas) y en las plantas de los pies (pelmatogramas).
Sabías qué: los dactilogramas o huellas dactilares se crean alrededor de la décima semana de embarazo (cuando el feto mide unos 7.62 cm aprox.) y son definitivas cuando cumple los 6 meses.
Las huellas dactilares son únicas en cada individuo, pero además son inmutables: permanecen inalterables desde que se forman en el feto y hasta la muerte, pues a pesar de los daños que pueda sufrir la piel, se regeneran siempre siguiendo el patrón original. Aunque están determinadas por la información genética de cada individuo, su desarrollo está influenciado por factores físicos (la ubicación exacta del feto en el útero, la densidad del líquido amniótico …), por lo que ni siquiera en gemelos idénticos o en un clon (con el mismo ADN) las huellas dactilares de dos individuos pueden ser iguales. Sin embargo, sí que existe la excepcional situación de las personas que nacen sin huellas dactilares, una condición que se conoce como adermatoglifia.

Lea el artículo completo en:

OpenMind

16 de enero de 2017

Olvida lo que te enseñaron en el cole y aprende a contar bien con los dedos

Muchas de las matemáticas que hacemos hoy en día son así porque en algún momento de la historia alguien contó con los dedos.

En el colegio no nos dejaban contar con los dedos: decían que había que hacerlo de cabeza. En general, la escuela tradicional huye de las herramientas a la hora de hacer matemáticas porque quiere que se hagan de cabeza. Algo de razón no le falta, aunque si no identificásemos matemáticas con cuentas no habría ese problema. No nos desviemos. Ocurre que muchas de las matemáticas que hacemos hoy en día son así porque en algún momento de la historia alguien contó con los dedos.

Es seguro que contamos hasta diez antes de empezar una nueva decena precisamente porque la mayoría tenemos 10 dedos. Por eso tenemos 10 dígitos y por eso los dígitos se llaman así: digitus era dedo en latín. Pero también es cierto que utilizamos otras bases de numeración además de la decena. Contamos los huevos de 12 en 12 y es muy posible que se deba a que en algún momento a alguien se le ocurrió contar las falanges o las secciones que tenemos en los cuatro dedos opuestos al pulgar, usando este como dedo contador.
Empezando por la puntita del dedo meñique y acabando en la base del índice contamos hasta doce

Fíjate que ya hemos contado hasta 12 y nos ha quedado una mano libre. ¿Qué pasaría si ahora utilizáramos los dedos de la otra para hacer grupos de 12? Pues como en la otra hay cinco dedos tendríamos cinco por 12 y eso da 60. Es muy posible que sea por eso que 60 segundos son un minuto y que hagan falta completar 60 minutos para tener una hora.
En el vídeo que ha creado James Tanton para el canal de educación TED-Ed (y que encabeza este artículo) se plantea -de forma puramente especulativa- si podríamos ir más allá. Y claro, en matemáticas siempre podemos ir más allá. El primer recurso que nos propone es hacer la misma cuenta hasta 12 en la otra mano. Dispondríamos así de hasta 12 grupos de 12: podríamos contar 144 con dos manos, no está mal. Pero aunque nuestros dedos sean pequeñitos, además de tres secciones podemos distinguir tres pliegues (donde se juntan las falanges), por lo que en cada mano podremos marcar con el pulgar hasta 24 estados. Y 24 por 24 son 576.
Tu pulgar sobre la sección central del índice derecho marcaría un 21, pero eso es solo si el izquierdo está levantado, porque si el pulgar de la mano izquierda está en el pliegue del meñique izquierdo (2) es porque tendrías dos grupos de 24 y 21 más… 2*24+21=69. ¡Vaya, así que era eso hacer un 69!
Y aún más, muchísimo más, porque nos queda la posicionalidad: el orden en el que se colocan los números (los dedos, en este caso).

Lea el artículo completo en Verne

14 de enero de 2014

Los humanos provenimos de cuatro especies que se aparearon entre sí

Los estudios del genoma neandertal revelan que el dibujo clásico que muestra la evolución de distintos homínidos en fila india, dista bastante de cómo devino la especia humana.



A partir de una falange de neandertal hallada en 2010 y que corresponde al cuarto o quinto dedo del pie de una mujer adulta que vivió hace al menos 50.000 años, se hicieron grandes descubrimientos acerca de dónde venimos.

En un evento celebrado el pasado 18 de noviembre en la Real Sociedad de  Londres, se presentó un estudio de la secuencia de los genomas de los antiguos humanos que reveló que el homo sapiens no sólo tuvo encuentros sexuales con los neandertales y con un linaje poco conocido llamado denisovanos, sino también con un grupo desconocido que habitó Asia hace más de 30 000 años.

En palabras de Mark Thomas, genetista evolucionario del Colegio Universitario de Londres (que no participó en el estudio pero que sí  asistió al evento), “nos hace suponer un mundo similar al que se describe en el “Señor de los Anillos”, en donde cohabitaban varias poblaciones de homínidos”.

En el Pleistoceno tardío, Eurasia estaba habitada por al menos cuatro especies humanas diferentes: sapiens, neandertales, un grupo poco conocido llamado denisovanos y una cuarta población aún por determinar.

El nuevo estudio se ha elaborado a partir de una falange de neandertal hallada en 2010 y que corresponde al cuarto o quinto dedo del pie de una mujer adulta que vivió hace al menos 50.000 años en la cueva de Denisova, situada en las montañas de Altai al sur de Siberia (Rusia).

Según los paleoantropólogos, los restos descubiertos allí indican que fue una vivienda muy popular, habitada en diferentes momentos por sapiens, neandertales y un tercer grupo hallado por primera vez en 2008 y que recibió su nombre de la cueva. El pasado año, científicos del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig (Alemania), con su director Svante Pääbo a la cabeza, secuenciaron el genoma de los denisovanos a partir del hueso de un dedo de una mujer joven que vivió en la cueva hace unos 40.000 años.

Pääbo, que en 2010 dirigió también el proyecto del primer genoma neandertal, ha liderado ahora un equipo internacional de científicos en el análisis del ADN del nuevo hueso para obtener una secuencia en alta resolución de los genes de esta especie. Los resultados revelan que la propietaria de aquel dedo del pie era fruto de una unión consanguínea. “Hicimos simulaciones de varios escenarios de endogamia y descubrimos que los padres de este individuo neandertal eran medio hermanos de una misma madre, o dobles primos carnales, o tío y sobrina, tía y sobrino, abuelo y nieta, o abuela y nieto”, detalla el coautor del estudio Montgomery Slatkin, de la Universidad de California en Berkeley (EE. UU.). Según los investigadores, esta endogamia parece haber sido algo frecuente en los neandertales y denisovanos, tal vez debido al pequeño tamaño de sus poblaciones.

Los científicos han comparado la secuencia con la de los denisovanos, con otro ADN neandertal procedente de la región del Cáucaso y con los genomas de 25 humanos modernos, descubriendo una serie de huellas genéticas que revelan un cierto entrecruzamiento de estas especies a lo largo del tiempo. La secuencia demuestra que los neandertales estaban estrechamente emparentados con los denisovanos, con quienes compartieron un ancestro común hace unos 450.000 años. Este, a su vez, se separó del linaje de los humanos modernos entre 550.000 y 765.000 años atrás.

A diferencia de lo que nos enseñaron en el colegio, todos los humanos modernos le debemos cerca de un 2% de nuestro genoma a los neandertales.  Algunas poblaciones de Oceanía como Papúa Nueva Guinea y los aborígenes australianos, comparten cerca del 4% de su ADN con los denisovanos. Y por razones que aún desconocemos sólo ha sobrevivido los homo sapiens.

Los autores subrayan que aún no se conoce durante cuánto tiempo estas cuatro especies humanas llegaron a coexistir, ya que la posible franja temporal de entrecruzamientos abarca desde hace 12.000 años hasta hace 126.000.

Los genetistas Ewan Birney y Jonathan Pritchard, sugieren que "en el Pleistoceno tardío, Eurasia era un lugar interesante para ser un hominino, con individuos de al menos cuatro grupos separados viviendo, conociéndose y ocasionalmente manteniendo relaciones sexuales”.

Fuente:

Diario Registrado

4 de noviembre de 2013

7 curiosidades sobre las huellas dactilares

El otro día veía un capítulo de Orphan Black, y una de las protagonistas comentaba que las huellas dactilares entre dos clones debían ser las mismas. Pensé desconcertada si aquella afirmación era un error científico sobre las huellas dactilares o si por contra mi memoria me estaba fallando.





Y es que sobre las huellas dactilares se ha escrito y hablado mucho. Tanto que este sistema de identificación de la biometría es ampliamente conocido desde el siglo XIX. Aunque en criminalística hoy en día se usan como herramientas complementarias de otros importantes métodos, tales como la identificación genética de las muestras, lo cierto es que el uso de las huellas dactilares como medida de identificación individual ha marcado un antes y un después en nuestra historia.


Por ese motivo, hoy recopilamos en ALT1040 algunas curiosidades sobre las huellas dactilares, utilizadas en la investigación policial o en la identificación en nuestros documentos de identidad. Una característica propia de la piel de nuestros dedos que no pasa de moda:

¿Para qué sirven?

La existencia de las huellas dactilares hace que la piel de nuestras manos y pies sea más rugosa. Una característica realmente útil si queremos agarrar con firmeza cualquier objeto.Se forman en el tercer o cuarto mes de embarazo

Que todavía existan en la piel de nuestros pies no significa, lógicamente, que estemos habituados a coger cosas con esa parte de nuestro cuerpo.

Hace mucho tiempo, sin embargo, sí que era necesario estar sujetos a ramas y troncos de árboles. Era otra época, donde no caminábamos por el suelo con los dos pies, ni teníamos el desarrollo tecnológico con el que contamos hoy en día.

¿Están determinadas en nuestros genes?

La respuesta es clara: no. Por ese motivo, no hay dos huellas dactilares iguales. Las también llamadas crestas papilares, formadas entre el tercer y cuarto mes de embarazo, no solo dependen de nuestra información genética.No existen dos huellas dactilares iguales

Su patrón también viene condicionado por el ambiente, de forma que la presión que sufra el feto por otras partes de su cuerpo, los golpecitos contra el viente de la madre, su posición o incluso la presión sanguínea, pueden llegar a condicionar también nuestras huellas dactilares.

De hecho, los gemelos monocigóticos (es decir, los que proceden de un mismo óvulo y por tanto presentan la misma información genética) no tienen las mismas huellas dactilares. Tampoco los clones, a pesar de que compartan el mismo ADN.

¿Podemos nacer sin huellas dactilares?

Por extraño que parezca, podemos llegar a nacer sin huellas dactilares. Sin embargo, este es un caso muy raro, que se ha observado solo en un número muy reducido de individuos en todo el mundo.Un cambio genético puede provocar que no tengamos huellas dactilares

Como explicaba América Valenzuela hace un par de años en su blog de RTVE, la adermatoglifia era la condición que permitía a algunas personas tener la piel de manos y pies extremadamente lisa. ¿La causa? Un único cambio en el gen SMARCAD1 podría tener la clave.

Esta rareza supone, sin lugar a dudas, un complicado problema en nuestros días. Y es que en la semana en que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea avala el uso de huellas dactilares como instrumento identificatorio, viajar puede ser un problema por una sola mutación genética.

Lea el artículo completo en:

ALT1040

20 de septiembre de 2013

Sabe usted... ¿Por qué nos crujen los nudillos?

Los nudillos son articulaciones, ¿qué articulaciones suelen crujir y por qué?
Las articulaciones que crujen son las que se conocen como diartrosis, que son dos huesos unidos entre sí por superficies cartilaginosas envueltas por una cápsula con una sustancia lubricante llamada fluido sinovial que reduce el desgaste por el rozamiento entre los cartílagos y huesos.

Está compuesto por nutrientes y una serie de gases disueltos como oxígeno o dióxido de carbono. 
El sonido que se produce al estirar o entrelazar los dedos se debe al líquido sinovial.

¿Por qué se debe al líquido sinovial y qué es lo que sucede?

1) Para estirar los dedos, es necesario se estira la cápsula con el líquido sinovial y que se reduzca su volumen.

2) Para que se produzca la reducción del volumen, es necesario que la presión de la disolución sea menor y, para esto, salen rápidamente los gases disueltos de la disolución en forma de burbujas.

3) Estas burbujas de gas liberado del líquido sinovial de la cápsula entre los dos huesos unidos estallan y es lo que provoca el sonido característico de crujirse los dedos.

Todavía no se conoce con exactitud como estas burbujas pueden provocar tanto sonido.
¿Por qué tenemos que esperar determinado tiempo para volver a crujirse los dedos?

Porque hay que esperar que las burbujas que se habían liberado de la disolución vuelvan a disolverse en el líquido sinovial y puedan liberarse como burbujas de nuevo.

¿Qué efectos negativos tiene el crujirse los dedos?

Crujirse los dedos se ha convertido en algo habitual y sus efectos son los siguientes:
  - Se había pensado que crujirse los dedos podría estar relacionado con artrosis, pero esta idea se ha desechado. De hecho, en el 2009 Donald L. Unger recibió el premio IG Nóbel de Medicina por haber estado durante 60 años crujiéndose los dedos de una mano y no de la otra. Al estudiar su grado de artritis en ambas manos, se observó que no tenía artritis en ninguna mano.
Es decir, parece demostrado que crujirse los dedos y la artrosis no están relacionados.
  - Lo que sí provoca es daños en las estructuras blandas de las articulaciones como los ligamentos.
  - Disminuye nuestra fuerza prensora, es decir, reduce la fuerza con la que podemos apretar la mano.
¡Intenta no crujirte los dedos!
Tomado de:

14 de mayo de 2013

¿Para qué nuestros dedos se arrugan con el agua?

Dedo arrugado

Cuando los tejidos de los dedos se contraen y tiran de la piel, generan arrugas.

Antes se pensaba que cuando nuestros dedos se arrugaban al darnos un baño, experimentaban un proceso meramente pasivo causado por la absorción de agua en los dedos.

Según esta teoría, esto hacía que la piel se hinchara y se volviera demasiado grande para los tejidos que están en su interior.

Sin embargo, investigaciones más recientes han demostrado que sucede al revés: los tejidos de los dedos se contraen y tiran de la piel, causando arrugas.

Se trata de un mecanismo activo controlado por el sistema nervioso.

El hecho de que nuestro cuerpo haga que se nos arruguen los dedos con frecuencia, lleva a pensar que existe otro motivo.

Un estudio reciente llevado a cabo por la Universidad de Newcastle demostró que los dedos arrugados facilitan el agarre de objetos en condiciones de humedad.

Además de ayudarles a nuestros antepasados a atrapar peces y otros animales marinos, es probable que tener los dedos arrugados les haya permitido conservar el equilibrio al pararse sobre rocas mojadas, considerando que nuestros dedos de los pies también se arrugan.

Fuente:

BBC Ciencia

29 de abril de 2013

¿Por qué el extremo de las uñas en más blanco que el resto?



Las uñas son sonrosaditas, pero en su extremo se vuelven de un blanco lechoso. Y cuánto más largas más se ve.

-Que uñas tan largas… ¿cuándo te las cortas?

Y cuando se cortan, se hace recortando un poco más allá de la línea divisoria de colores, con un poquito de blanco y ya está. Aunque, claro, algunas mujeres se las dejan más largas y se las pintan, pero eso es otra historia.

A lo que íbamos… ¿por qué se vuelve blanco el extremo?

Las uñas están hechas de queratina, una proteína fibrosa de tonalidad blanco-translúcida. Al transparentarse la carne de los dedos muestra una tonalidad rosada.

El extremo de la uña también es translúcido, pero ocurre que no hay carne debajo que se transparente y además carece de la humedad que le conferiría la carne de los dedos. Así que se seca al perder el 12% de agua que mantiene el resto de la uña, por lo que se vuelve más opaca y adquiere un color blanco.

Pero no es único espacio blanco en nuestras uñas. 

También hay un espacio semi-lunar llamado lúnula en la base de nuestras uñas. Es más blanco que el resto pero no tanto como el extremo.

Al crecer las uñas, las células viejas se desplazan por el lecho de la uña hacia la punta del dedo. Y ocurre que la lúnula está formada por células que todavía no han acabado de endurecerse completamente y que no están completamente adheridas al dedo, variando así la tonalidad que muestran.


Nota sabionda: Es más frecuente que la lúnula resalte en los pulgares. Tiende a desaparecer en la senectud.

Fuente:

Saber Curioso

24 de agosto de 2012

¿Para qué sirven las huellas dactilares?

Empiezo este post haciendo el comentario que muchos de mis lectores esperarían. Voy a explicar la funcionalidad de las huellas dactilares. Funcionalidad biológica, por supuesto. Pero de nuevo recalco que la funcionalidad de cualquier órgano o parte anatómica de un ser vivo no es algo “diseñado” sino algo producto del proceso evolutivo y el azar. Lo que ocurre es que tras millones de años de evolución el grado de sofisticación adquirido por los seres vivos hace que nos podamos preguntar sobre casi cualquier parte de su anatomía esto mismo: “¿para qué sirve?”, ya que todo ha quedado muy perfilado y se ha mantenido a lo largo de la evolución por un motivo concreto.


Pues bien, hoy vamos a centrarnos en las huellas dactilares. Así a primera vista pronto puede parecer que son algo inútil, ¿no?. Pero tienen su utilidad.

La comúnmente denominada “huella dactilar” es una estructura presente en la yema de los dedos formada por las crestas papilares, que no son más que glándulas de secreción de sudor situadas en la dermis. Mediante los poros existentes en estas crestas el organismo segrega gotas de sudor, las cuales al mezclarse con la grasa siempre presente en la piel hacen que nuestra “huella” quede impresa en cualquier superficie que toquemos. La estructura que forman estas crestas papilares en nuestros dedos es única para cada persona, generando un mosaico que nos identifica biunívocamente. Esta estructura viene -parcialmente- determinada por nuestros genes, aunque también influyen determinados factores durante el desarrollo embrionario. Una vez definida la huella ya permanece inalterada de por vida (se considera que quedan completamente formadas en la semana 19 de gestación). 

 Podemos decir que una estructura inicial viene definida genéticamente; el resto depende un poco del azar ocasionado por pequeñas fuerzas que atienden a patrones no lineales, según las últimas investigaciones que le han dado un enfoque matemático (teoría de Kücken-Newell). Se basan en 5 estructuras primarias:


Como prácticamente todo el mundo conoce, este hecho ha sido utilizado para convertir el dibujo de la huella dactilar en la base para un método de reconocimiento biométrico. Precisamente yo mismo desarrollé hace unos años un sistema de este tipo que identificaba sujetos mediante la estructura de su huella dactilar y la estructura de su iris (también única en cada persona). Sobre este proyecto hablaré otro día.

Como digo, la utilidad social de las huellas digitales puede ser la de identificación. En una investigación policial la huella dactilar es considerada prueba válida ante un juez. Pero a nivel biológico, ¿para que nos puede servir?. La respuesta es sencilla según los expertos en anatomía evolutiva:
  • Gracias a estas curvaturas la superficie de nuestros dedos no es del todo lisa y eso nos permite coger objetos con una mayor adherencia, sin tanto riesgo de que se nos resbalen.
  • Mejora nuestra sensibilidad táctil, permitiéndonos sentir con mayor claridad texturas suaves (esto viene determinado por la frecuencia de las micro vibraciones cutáneas que experimentamos al deslizar la palma de la mano por una superficie).
  • Permiten una mejor distribución del sudor en una zona tan importante debido a su utilidad.
Cabe destacar, por último, que en las extremidades inferiores (en los dedos de los pies) también disponemos de huellas dactilares, aunque estas han perdido su utilidad biológica en nuestra especie, ya que no manipulamos objetos con ellas, pero históricamente tuvieron una función similar.
Referencias:
Models for fingerprint pattern formation,” , Michael Kücken, Forensic Science International 171: 85-96, 2007
Fingerprint formation,” , Michael Kücken, Alan C. Newell, Journal of Theoretical Biology, 235: 71-83, 2005

Fuente:

22 de mayo de 2012

¿Hace mal crujirse los nudillos?


Hacerlo con un martillo como en la foto, sí. Pero la pregunta que muchos nos hacemos es si crujirse los nudillos  de la forma tradicional puede desgastarnos las articulaciones o generar artritis a largo plazo.

En nuestro cuerpo tenemos diferentes tipos de articulaciones para realizar diferentes movimientos, pero todas tienen en común una membrana llamada cápsula articular. Se trata de una membrana fibrosa que se encarga de que los huesos no se desplacen demasiado uno de otro, y también contienen una sustancia llamada líquido sinovial que se encarga de lubricar los dos cartílagos que protegen a los huesos, para que no se desgasten o erosionen con los movimientos.



El líquido sinovial posee disueltos algunos gases como dióxido de carbono, nitrógeno, y oxígeno. Sucede que al "crujir los nudillos" lo que en realidad estamos haciendo es separar un hueso del otro, y como se disminuye la presión del líquido sinovial,
los gases disueltos en el líquido se separan y forman burbujas de golpe para ocupar el nuevo espacio creado. Y eso es lo que produce el ruido.

La cantidad de gas que puede disolverse en un líquido depende, entre otras cosas, de la presión a la que se someta el sistema. Otra consecuencia de esto, es que las gaseosas burbujeen cuando se les quita la tapa: antes tenían dióxido de carbono perfectamente diluído porque se encontraba a cierta presión dentro del envase, al abrirlo, se libera esa presión, se forman burbujas y se separa progresivamente.

Para que puedan volver a "sonar",
hay que esperar unos quince minutos para que el gas de la cápsula sinovial se vuelva a disolver en el líquido.

Al margen del fenómeno físico y fisiológico que conlleva sonarse los nudillos, a muchos les preocupa si tener esta costumbre puede acarrear problemas con el tiempo y la edad. Si bien muchas personas, incluídos algunos médicos, afirman que puede desarrollar una artrosis de forma temprana,
lo cierto es que no hay estudios científicos que respalden esta afirmación. En parte porque es difícil demostrar algo negativo, ya que lleva mucho tiempo, y nunca se terminaría, sería mucho más fácil de realizar si la artrosis efectivamente se desarrollara más rápido en personas que tienen esta costumbre.

Uno de los estudios más singulares, fue realizado por el médico Donald L. Unger de la Universidad de California.
Se pasó 60 años crujiéndose los nudillos de la mano izquierda, todos los días, pero no los de la derecha. Finalmente descubrió que la artritis invadía sus articulaciones de forma simétrica en sus dos manos. Publicó el estudio en una revista especializada, confirmando otras investigaciones que se habían hecho años antes en más personas.

Este experimento le valió el Premio Ig Nobel 2009, una especie de premio Nobel satírico que entrega todos los años la Universidad de Harvard a diez experimentos que "primero hacen reir, y luego pensar". En ocasiones algunos periodistas confunden ambos premios, y publican noticias de lo más ridículas.

En definitiva,
crujirse los nudillos no hace mal.

Fuente:

30 de abril de 2012

¿Cómo puedes contar hasta doce con los dedos de una sola mano?



Pregunté en Twitter: ”Atención, pregunta: ¿Cómo puedes contar hasta doce con los dedos de una sola mano?” No pretendía que nadie me contestara, así que incluí la respuesta en el mismo tuit: “Señalando las falanges con el pulgar.” Algunos seguidores, como gerardo sanz (@conelhuracan) lo pusieron en práctica (“ese es el espíritu cientifico”). 

Esta manera de contar, que ilustra esta figura, es muy típica de India, Pakistán y Bangladesh. El hecho de que somos humanos, y a diferencia de otros primates tenemos un pulgar oponible a los demás dedos, nos permite contar hasta 12 gracias a las tres falanges de cada dedo de la mano utilizando el pulgar como indicador; por supuesto, podemos llegar hasta 24 utilizando las dos manos. El profesor Yutaka Nishiyama (Universidad de Economía de Osaka, Japón) ha descrito 27 maneras de contar con las manos en su artículo “Counting with the Fingers,” Osaka Keidai Ronshu 60, 2010. Permíteme revisar algunas de estas maneras.


Nos cuenta Nishiyama que de viaje por Europa trató de pedir una cosa en Francia levantando el dedo índice con el puño cerrado pero que no le entendieron. Por lo que parece en ciertas zonas de Japón y China se cuenta de esta manera, empezando por el dedo índice y usan el pulgar tras el meñique. Curioso. Yo he de confesar que no lo sabía.

Nishiyama se sorprendió cuando descubrió que en Francia (y en Alemania) se dice uno levantando el dedo pulgar, como muestra esta imagen, porque se cuenta empezando por el pulgar y acabando por el meñique (yo creo que en España también es la forma más habitual de contar).
En Filipinas por lo que parece se cuenta al revés, empezando por el dedo meñique y acabando por el pulgar. Nishiyama confiesa que le extraña mucho esta forma de contar porque en Japón el puño cerrado con el meñique levantado significa mujer.

Pero resulta que en Japón también se utiliza otra forma de contar doblando los dedos, empezando por el pulgar, luego el índice, etc., como ilustra esta figura. Contar así a mí no me resulta cómodo, debe ser la falta de costumbre.


El más difícil aún es cómo cuentan en China hasta 10 con una sola mano. Utilizan el mismo sistema japonés para contar de 1 a 5 (empezando por el índice y acabando por el pulgar), pero de 6 a 10 utilizan gestos que parecen sacados de un lenguaje para sordomudos.

No os aburro más. El que quiera seguir jugando con sus dedos que se lea el artículo de Nishiyama, que he visto, como no, en “Prof. Nishiyama – #3 – Finger Counting,” Improbable Research, March 28th, 2012.

Por cierto, en el Carnaval de Matemáticas 3.14 nos explicaron cómo contar hasta 31 utilizando una sola mano: “Conteo con los dedos al estilo binario,” La Covacha Matemática, 21 Mar. 2012. Por ello, esta entrada participa en la Edición 3,141 del Carnaval de Matemáticas (web del Carnaval), albergado en esta ocasión por DesEquiLIBROS. Lectura y Cultura (anuncio oficial, lunes 9 de abril de 2012). “Las fechas de celebración del Carnaval serán del 23 al 29 de abril. Y el Día 30 publicará en su blog el resumen con todas las contribuciones que se haya producido. (…) Esta edición del Carnaval de Matemáticas está dedicado al profesor y amigo Giorgio Israel, matemático e historiador de la ciencia.”

PS: Gran entrada de Jeibros, “¿Por qué un segundo dura un segundo?,” Idea secundaria, 12 abr. 2012. “Hay una explicación lógica a usar el número 60 y es que los sumerios con una mano contaban hasta 12 y con las dos, hasta 60. ¿Cómo es eso? Los sumerios usaban los huesos de una mano de la siguiente manera para contar hasta 12. El pulgar se usa como marcador, luego se entenderá en el ejemplo.”

Fuente:

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